La reina Isabel II era amante de los perros corgi, tenía más de 30 y su afición por ellos tiene una historia. El primer can de esta raza que tuvo llegó a ella a los 18 años, se trataba de una perrita a la que llamó Susan.
Su padre, el rey Jorge fue quien se la regaló por su cumpleaños y todo parece indicar que él también era un seguidor de esos perros. A partir de Susan hubo más de 14 generaciones de perritos corgi con la Reina en el palacio de Buckingham.
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Tal era la afición de las reina por los corgi que ella misma supervisaba su dieta y hasta la acompañaron en su luna de miel. La monarca los paseaba y los llevaba en sus vacaciones. Los corgis son una de las razas más antiguas de Gran Bretaña.
Este es el motivo por el que la Reina Isabel amaba a los perros corgi
Susan murió en 1989 y su lápida fue diseñada por la misma reina Isabel, incluso hay un árbol genealógico con los corgi de la reina Isabel. Sin embargo, desde 2018 dejó de criarlos y ponerles atención como lo hacía antes debido a su frágil estado de salud.
Esta afición de la reina es tan famosa que incluso hay películas donde se replica el favoritismo de la Reina Isabel por ellos. Todavía no se sabe qué pasará con todos sus perros luego del fallecimiento de la monarca.
Uno de los últimos descendientes de Susan murió de cáncer hace poco tiempo. A partir de entonces, la reina detuvo la crianza de estos perros y se quedó con los únicos que le quedaban.
Willow y Holly fueron dos de los canes corgis de la Casa Real más queridos por la reina Isabel pues eran el último vínculo de Susan.
chp