A pesar de que los miembros más importantes de la realeza británica se apresuraron para estar junto a la reina Isabel II en sus últimos minutos de vida, se cree que no llegaron a tiempo a Balmoral antes de que ella falleciera.
Solo sus hijos mayores, el príncipe Carlos y la princesa Ana, que ya estaban en Escocia en el momento que empeoró la salud de la monarca, pudieron llegar a la propiedad real antes de que falleciera, dijeron varias fuentes.
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El príncipe Andrés, el príncipe Eduardo, su esposa Sofía, y el príncipe Guillermo volaron desde Berkshire en un avión privado a Aberdeen para verla, pero se entiende que no llegaron a tiempo.
El príncipe Enrique, quien debía asistir a un evento benéfico con su esposa Meghan en Londres, también intentó llegar a Balmoral para ver a su abuela pero no lo consiguió. El hijo menor de la princesa Diana llegó a las 8 de la noche, casi una hora y media después de que se informara al público de la muerte de la reina.
En una señal de la considerable influencia y atractivo mundial de la Reina, los fanáticos reales depositaron flores frente a las embajadas británicas, incluso en Washington, Berlín y Oslo.
Todos los hijos de Su Majestad, así como sus nietos, el príncipe Guillermo y el príncipe Enrique, acudieron a Balmoral después de que los médicos se "preocuparan" por su salud.
El Palacio de Buckingham emitió un comunicado a las 12:32 p. m. diciendo que los médicos de la reina estaban "preocupados" por su salud y recomendaron que permaneciera bajo supervisión médica mientras se informaba a los miembros de la familia.
Carlos ya estaba al lado de su madre en su amada casa de las Tierras Altas después de que los asistentes principales, temiendo lo peor, enviaran el helicóptero de la reina desde Windsor a las 6:48 a. m. para que lo recogiera en Dumfries House en Ayrshire, donde pasó la noche después de dirigir varios compromisos oficiales.
Llegó a Balmoral a las 10:27 a. m. Su esposa, la duquesa de Cornualles, ahora reina consorte, ya estaba en Birkhall, el retiro escocés de la pareja, y fue conducida en automóvil para unirse a él. Se entiende que la hija de la reina, la princesa Ana, ya estaba con su madre, ya que había estado realizando compromisos en la zona.
El personal se apresuró a hacer arreglos para que un avión recogiera a los otros hijos de la reina: el príncipe Eduardo, conde de Wessex, y el príncipe Andrés, duque de York, así como a la condesa de Wessex, a quien la reina adoraba y trataba como a una segunda hija, para llevarlos a Aberdeen.
Su nieto, el príncipe Guillermo, se unió a ellos. Su esposa Kate se quedó con sus tres hijos, quienes recientemente comenzaron una nueva escuela. El sombrío grupo familiar llegó a Escocia a las 4 p. m. y atravesó las puertas de Balmoral en un Range Rover conducido por William a las 5:06 p. m.
Aunque el Palacio de Buckingham no ha confirmado la hora de la muerte, se cree que no pudieron ver a su amada matriarca antes de que falleciera. Por coincidencia, el duque y la duquesa de Sussex, ahora tristemente separados de la mayoría de los miembros de la familia, estaban en Gran Bretaña desde su hogar en California y debían realizar un compromiso benéfico en Londres antes de volar de regreso a casa con sus hijos.
Enrique viajó solo y finalmente llegó a la casa de su abuela a las 7:52 p. m. Todavía estaba en el aire cuando se confirmó la muerte. La muerte de la reina se anunció a las 6:32 p. m. en una breve declaración del Palacio de Buckingham.
Hoy entró en acción la Operación Puente de Londres, el periodo de diez días entre la muerte de la reina Isabel II y su funeral de Estado, que se espera tenga lugar el lunes 19 de septiembre, ya que el país se encuentra sumido en un periodo de luto oficial.
abc