La Corte Criminal de Apelaciones de Texas suspendió este lunes la ejecución de Melissa Lucio, la madre mexicana condenada a la pena de muerte por el fallecimiento de su hija de 2 años en 2007, y ordenó que se revisen las pruebas sobre su posible inocencia. La ejecución de Lucio estaba prevista para este miércoles 27 de abril.
En 2008, un jurado del condado de Cameron determinó que la madre había “golpeado y torturado” a su hija Mariah hasta la muerte. Sin embargo, después de que pasara 14 años en la cárcel, sus abogados solicitaron la suspensión de su ejecución tras sostener que una nueva revisión del caso demostraba que Lucio es inocente y que fue coaccionada para entregar una confesión bajo presión.
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La solicitud contó con el apoyo de más de 80 legisladores estatales y de cuatro miembros del jurado que la sentenció.
A través de un comunicado compartido por la defensa de Lucio, la mujer agradeció que la corte le haya dado una nueva oportunidad para probar su inocencia.
“Doy gracias a Dios por mi vida. Siempre he confiado en Él. Estoy agradecida de que la Corte me haya dado la oportunidad de vivir y probar mi inocencia. Mariah está en mi corazón hoy y siempre. Estoy agradecida de tener más días y así poder ser una madre para mis hijos y una abuela para mis nietos. Usaré mi tiempo para acercarlos a Cristo. Estoy muy agradecida con todos los que rezaron y pidieron por mí", se lee en el documento.
Por su parte, Vanessa Potkin, una de sus abogadas aseguró que la corte hizo lo correcto al detener su ejecución porque la evidencia médica demuestra que la muerte de la niña fue por un accidente.
"La Corte de Apelaciones hizo lo correcto al detener la ejecución de Melissa. La evidencia médica muestra que la muerte de Mariah se ajustaba a un accidente. Si no hubiera sido por el uso de falso testimonio por parte del estado, ningún miembro del jurado habría votado para condenar a Melissa por asesinato capital porque no ocurrió ningún asesinato", afirmó Vanessa.
¿Qué fue lo que pasó con Mariah?
Lucio declaró a la policía que el 15 de febrero de 2007, mientras se estaba mudando de casa, la pequeña se quedó sin la supervisión de un adulto. En un momento se dio cuenta que su hija no estaba en el departamento salió a buscarla y la encontró llorando al pie de unas escaleras con un poco de sangre entre sus dientes.
Sin embargo, al no encontrar otras heridas graves, Lucio continuó con las tareas del día. Pero, dos días después, el 17 de febrero, el papá de la niña llamó al servicio de emergencias porque Mariah no estaba respirando. La pequeña se quedó dormida en la cama de sus papás y nunca volvió a despertar.
Momentos después de enterarse de la muerte de su hija, Lucio fue interrogada por cinco agentes de la policía durante más de cinco horas, sin permitirle comer, beber agua o dormir.
"La fastidiaron y la regañaron y le gritaron hasta que finalmente accedió a sus demandas y a la insistencia de que era culpable de hacerle daño a su hija", dijo a comienzos de abril la abogada Sandra Babcock a BBC Mundo. "Debió haber una investigación libre, exhaustiva y eso no fue lo que pasó", agregó.
A pesar de la presión de los agentes, Lucio negó en más de 80 ocasiones haber asesinado a su hija.
El caso de los fiscales se basó en la confesión de la mujer tras el duro interrogatorio, en el testimonio de uno de los agentes, quien dijo que estaba "seguro" de que era culpable, y en las heridas que tenía el cuerpo de Mariah a la hora de su defunción.
abc