El príncipe de Gales confesó a voluntarios y personal operativo que organizaron el funeral de la reina Isabel II que hay momentos en el que la tristeza "lo atrapa" tras la muerte de su abuela. William y Kate visitaron Windsor Guildhall para agradecer a voluntarios y personal que trabajó en el servicio en la Capilla de San Jorge y en el funeral de estado realizado en la Abadía de Westminster.
Esta es la primera aparición pública de los duques de Cambridge desde la despedida de la reina. En el encuentro, William también dijo sentirse "ahogado" cuando vio los homenajes del Oso Paddington a su abuela, aunque encontró consuelo en el público.
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"Son las cosas que no esperas las que te afectan. Siempre es muy reconfortante que a tanta gente le importe. Lo hace mucho mejor. Hay ciertos momentos que te atrapan. Estás preparado para todo menos ciertos momentos que te toman desprevenido", aseguró.
También agradecieron al grupo por apoyar a las grandes multitudes que se reunieron en Windsor para conmemorar a la reina y observar la procesión de su ataúd por el Long Walk hasta el castillo. William y Kate, vestidos completamente de negro, siguen respetando el periodo de luto que dura hasta el lunes.
No se esperaba que la familia real británica realizara ningún compromiso oficial durante su período de luto, después de más de una semana de estar bajo la mirada del mundo mientras realizaba deberes ceremoniales tras la muerte de la Reina. Sin embargo, los deberes reales se reanudaron ayer para William, dando su primer discurso desde que su abuela falleció en la cumbre del Premio Earthshot en Nueva York.
El príncipe debía asistir, pero canceló su viaje tras la muerte de la reina. El Palacio de Buckingham dice que se llevará a cabo una pequeña cantidad de compromisos durante el luto real para agradecer a los involucrados en la entrega del funeral de SM la Reina Isabel y los eventos ceremoniales asociados, y para reconocer el servicio al rey y al país de aquellos en el extranjero.
William y Kate no son los únicos miembros de la realeza que regresaron al trabajo, la princesa Ana, de 72 años, visitó la Base Naval de Portsmouth, donde estrechó la mano del personal de la Marina Real que participó en la procesión. También visitará St Omer Barracks en Aldershot para reunirse con el personal que desempeñó un papel central en la prestación de apoyo logístico durante el funeral.
abc