El presidente Joe Biden condenó este viernes el último tiroteo masivo en Estados Unidos y dijo que hay tanta violencia armada que algunos asesinatos ya ni siquiera son noticia.
Asimismo pidió de nuevo al Congreso que restrinja el comercio de rifles de asalto. El presidente ofreció sus condolencias y las de la primera dama, Jill Biden, para los familiares de las víctimas de Raleigh, otra "comunidad sacudida y destrozada" por un tiroteo.
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"Basta. Hemos llorado y rezado con demasiadas familias que han tenido que soportar la terrible carga de estos tiroteos masivos", afirma Biden en un comunicado un día después de que cinco personas murieran por disparos en Raleigh, Carolina del Norte. El detenido como sospechoso tiene 15 años.
El demócrata lamentó la frecuencia de los tiroteos que han ocurrido durante este año por todo el país. Según el mandatario, "este año, e incluso en solo cinco meses desde Buffalo y Uvalde, hubo demasiados tiroteos en todo Estados Unidos, incluidos algunos que ni siquiera aparecen en las noticias nacionales".
Biden afirmó que su Administración ha impulsado "medidas históricas" para frenar los tiroteos, incluida la primera ley de control de armas en casi 30 años, pero añadió: "Debemos hacer más".
"Tenemos que aprobar la prohibición de las armas de asalto. El pueblo estadounidense apoya esta decisión de sentido común para sacar las armas de guerra de nuestras calles", señaló.
Recordó que la mayoría demócrata de la Cámara Baja ya aprobó el veto a los rifles de asalto y pidió que haga lo mismo el Senado, donde los republicanos han bloqueado la medida: " Los demócratas de la Cámara ya lo aprobaron. El Senado debería hacer lo mismo. Envíenlo a mi escritorio y lo firmaré", dijo.
¿Qué pasó en Carolina del Norte?
Un joven de 15 años mató a tiros a cinco personas en las calles de un vecindario de la capital de Carolina del Norte, y luego huyó.
Las cinco víctimas mortales del ataque de Raleigh son el oficial de policía Gabriel Torres, de 29 años, que se dirigía a su trabajo, tres mujeres y un adolescente. Los afectados eran de diferentes razas y tenían edades comprendidas entre los 16 y los 50 años.
El tiroteo desencadenó una respuesta policial masiva y una persecución, en la que la policía recorrió una zona de más de 3 kilómetros para encontrar y capturar al adolescente.
El joven de 15 años que perpetró el ataque se encuentra en un hospital bajo custodia policial en estado grave.
En el comunicado, el presidente agradeció a las fuerzas de seguridad que acudieron al lugar de los hechos y explicó que su Administración está trabajando "en estrecha colaboración" con el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper.