La decisión de Carlos III que va en contra de los deseos de la Reina Isabel, a 6 meses de su muerte

Tras la muerte de la Reina Isabel II, entre los retos a los que ha tenido que enfrentar Carlos III desde que ascendió al trono son las comparaciones con el reinado de su madre, según un informe publicado por diario The Mirror, donde señala la preocupación de los británicos por la decisión del monarca de desalojar a Harry y Meghan de Frogmore Cottage.

Según la historiadora Tessa Dunlop, esto ha sido un gran error, y va en contra de los deseos de su difunta madre, la Reina Isabel II, al pedir a los Sussex que abandonen su residencia en Reino Unido, que fue un regalo de la monarca británica para ellos después de su boda en 2018.

En su opinión, el actual soberano se ha mostrado severo con su hijo menor, algo que no era del estilo de Isabel II. La experta recordó que la monarca siempre mostró mucha comprensión con su familia y manejó muchas situaciones difíciles desde la discreción y el silencio de palacio.

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De hecho, reconoció que tendría que haber seguido el ejemplo de su fallecida madre, que “lavaba los trapos sucios de la familia en casa” –o en palacio, en este caso– y otorgaba una imagen de tranquilidad y unidad de cara a la galería.

Es costumbre que los miembros de la familia real paguen un alquiler simbólico por las propiedades que se les regalan –el Príncipe Andrés, a quien también ha echado, pagaba solo 250 libras a la semana por Royal Lodge.

Para Tessa Dunlop la decisión del Rey Carlos III ha sido terrible y que ha ido en contra del estilo conciliador de su difunta madre. Según la historiadora, la monarca siempre trató de mantener a Harry a bordo de la monarquía, y dejarlo sin residencia en Reino Unido puede dar una imagen terrible.

Las consecuencias del desalojo de los Sussex

La historiadora destacó que el hecho de que a Harry y Meghan hayan perdido su residencia en el Reino Unido y se hayan mudado a Estados Unidos puede ser interpretado por algunos como una señal de que la monarquía británica no tolera la crítica y que no está dispuesta a escuchar a aquellos que se atrevan a hablar en contra de ella.

En su opinión, esta situación podría haber sido manejada de forma diferente, con un diálogo y una comunicación más abierta entre la familia real y los Sussex. Sin embargo, parece que Carlos III ha querido dejar claro quién manda, causando controversia y división entre los británicos y los seguidores de la monarquía.

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