Primetta Giacopini fue una verdadera luchadora, sobrevivió a la gripe española y a la Segunda Guerra Mundial, pero este mes su cuerpo perdió la batalla contra el Covid-19 a los 105 años de edad. Nació en 1916.
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Su hija de 61 años, Dorene Giacopini, señala que su madre hubiese estado más tiempo viva si no hubiese contraído coronavirus, según informa la agencia AP.
La recién fallecida tenía dos años cuando murió su madre en Connecticut de gripe española en 1918, a los 25 años, por lo que la dura vida de Primetta terminó como había comenzado: en una pandemia.
Primetta se ganó la vida trabajando como costurera y se enamoró de un piloto italiano de combate llamado Vittorio Andriani.
Italia entró en la Segunda Guerra Mundial en junio de 1940. La policía local advirtió a Primetta que se marchara porque Mussolini quería a los ciudadanos estadounidenses fuera del país. Ella se negó. Unas semanas después, la policía estatal le dijo que se marchara y le advirtió que podría terminar en un campo de concentración.
Mientras tanto, Andriani desapareció en combate en junio de 1941. Primetta supo después que se había estrellado y había muerto cerca de Malta. Mientras estaba desaparecido, ella se unió a un grupo de desconocidos que salían de Italia en un tren a Portugal.
“En España, una aún puede ver, después de dos o tres años, las huellas de las atrocidades del pasado”, escribió Primetta en una carta a una amiga durante su huida.
“En Port Bou, la frontera española, no quedaba ni una casa en pie; todo había sido destruido porque la ciudad es un importante punto de tránsito que llevaba suministro a los ‘rojos’, el enemigo. (...) He visto tanta destrucción que he tenido suficiente. Pasado mañana subo al barco, y estoy segura de que todo saldrá bien”.
Una vida de lucha
En Lisboa subió a un barco de vapor con destino a Estados Unidos. Regresó a Torrington, compró un sedán Chevrolet por 500 dólares y consiguió un empleo en una planta de General Motors. Allí conoció a su marido, Umbert “Bert” Giacopini. Siguieron casados hasta que él murió en 2002.
Primetta dio a luz a Dorene en 1960 y recibió una noticia devastadora: la niña nació con espina bífida, un defecto congénito en el que la médula espinal no termina de desarrollarse. Durante los primeros 50 años de su vida, Dorene necesitó muletas para caminar.
Pero Primetta era “persistente”, dijo Dorene, y nunca dejó de pelear por ella.
Este año, durante una visita el 9 de septiembre, Dorene se dio cuenta de que su madre tosía, por lo que supuso que su madre había contraído Covid-19.
“Me aseguré de que dijeramos ‘Te quiero’.(...) Esa fue la última vez que a vi”, dijo Dorene.
Dos días después, Primetta estaba en urgencias, hasta que falleció el 16 de septiembre a los 105 años de edad. "Siempre hablamos de cómo (...) a mi abuela y mi madre, lo único que pudo matarlas fue una pandemia global", concluyó Dorene.
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CRS