En pleno 2021, el estado de Arizona tiene planes de usar cianuro de hidrógeno, el mortal gas utilizado por los nazis en Auschwitz, para ejecutar a los presos condenados con la pena la muerte, y ya ha gastado dos mil dólares para adquirir los ingredientes necesarios para la mezcla.
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El escandaloso hallazgo fue revelado a través de documentos obtenidos por el diario británico The Guardian. Los ingredientes comprados incluyen un bloque sólido de cianuro de potasio, gránulos de hidróxido de sodio y ácido sulfúrico.
El cianuro es letal porque evita que el cuerpo utilice oxígeno. Fue utilizado en las dos guerras mundiales, por tropas francesas y austríacas en la Primera Guerra Mundial y por la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, según una hoja informativa de 2014 del Centro Johns Hopkins para la Seguridad Sanitaria. El nombre comercial del cianuro de hidrógeno es Zyklon B.
Adicionalmente, el Departamento Correccional de Arizona ha restaurado una cámara de gas en la comunidad de Florence, que fue construida en 1949 pero que no se había utilizado durante 22 años, informó The Guardian.
El Departamento de Corrreciones del estado declaró al medio Insider que estaba "preparado para cumplir con su obligación legal y comenzar el proceso de ejecución como parte de la sentencia impuesta legalmente, independientemente del método seleccionado".
Retoman práctica tras 22 años
La última persona en ser ejecutada en la cámara de gas en Arizona fue el alemán Walter LaGrand, un ladrón armado ejecutado en 1999. Un relato de un testigo dijo que el preso tardó 18 minutos en morir.
"Comenzó a toser violentamente, tres o cuatro golpes fuertes, y luego, en lo que parecían ser sus últimos momentos de conciencia, hizo un sonido de arcadas antes de caer", narró el testigo.
La ley de Arizona establece que cualquiera que haya sido condenado a muerte antes de noviembre de 1992 puede elegir si quiere ser ejecutado mediante inyección letal o gas letal.
Sin embargo, no ha habido ejecuciones durante siete años después de la fallida pena de muerte del asesino Joseph Wood en 2014, según el diario británico. Wood tardó dos horas en morir después de 15 inyecciones mientras yacía jadeando y tragando saliva en una camilla.
CRS