El día lunes, en el hotel Fiesta Americana Reforma, se llevó a cabo la conferencia de prensa sobre la visita de Amal al país. Estuvieron presentes David Lan, co-fundador y director de The Walk Productions, Giovanni Lepri, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y Romain Greco, productor del evento en México.
Amal es un títere de más de tres metros y medio que representa una niña siria de 10 años que es refugiada. Su nombre, en árabe, significa esperanza. Desde 2021 ha visitado 14 países, llevando el mensaje de derechos humanos, y es una voz de las personas que huyen de la guerra, la violencia y la persecución.
Es un esfuerzo por sensibilizar a través del arte, sobre la situación de vulnerabilidad de las personas refugiadas en el mundo, en particular las niñas y niños. Los recursos de las donaciones para las asociaciones que están detrás de este esfuerzo se enfocan en proveer de educación para quienes se encuentran en estas circunstancias. Hasta la fecha han logrado reunir alrededor de ochocientos mil dólares.
En la ciudad de Chicago, el Heraldo USA acompañó a Little Amal durante su visita a una escuela pública. El títere está por concluir su gira por los Estados Unidos con un viaje al sur, con eventos en una de las fronteras más transitadas de todo el planeta. Los cruces entre México y Estados Unidos están asociados, como en otros territorios a historias devastadoras de pérdida, pero también de esperanza. En México viajará desde Tijuana hasta Tapachula, en la frontera sur, que también tiene dinámicas de migración intensas, para las cuales el país no está preparado.
Sobre las migraciones y su relevancia en el ámbito nacional e internacional
Estados Unidos es un país que ha sido forjado con migraciones intensas de todos los continentes, así como de flujos migratorios internos que han reconfigurado su territorio, su sociedad y su economía. El fenómeno que autores especialistas llaman «La Gran Migración», fue el movimiento de personas negras del sur segregacionista estadounidense hacia las ciudades industriales del norte. Este proceso, que podría rastrearse a lo largo de casi un siglo ha cambiado para siempre la forma y vida en las ciudades norteamericanas.
Tomando en cuenta esta historia del país ¿cómo se mantienen en pie las políticas migratorias federales? ¿y las estatales? ¿qué imagen sobre los migrantes popularizan Texas, Arizona, Nuevo México?
Según la ACNUR, al concluir el 2022, 108.4 millones de personas en el mundo habían sido desplazadas a la fuerza, resultado de persecuciones, conflictos, violencia, violaciones a los derechos humanos o eventos que amenazan seriamente el orden público. De las cuales: 62.5 millones eran personas desplazadas internas, 35.3 millones refugiadas, 5.4 millones solicitantes de asilo y 5.2 millones buscan protección internacional.
En México, al cierre de septiembre de este año, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados de la Secretaría de Gobernación, reportó 112,960 solicitudes de reconocimiento de la condición de refugiados en el país. Solo para ese mes se registraron 11,984, un incremento del 35% sobre el mismo mes del año anterior. De estas, 37 736 son personas de Haití, seguidas por 31,055 de Honduras y 12,777 de Cuba. En la lista de los 10 primeros países siguen: El Salvador, Venezuela, Guatemala, Brasil, Chile, Colombia y Ecuador.
México tiende a ufanarse desde hace casi un siglo de su tradición de asilo. ¿Cuál es el fundamento y resultado de esa misión? Debe analizarse con cuidado si desde las épocas Cardenistas y el asilo a los españoles exiliados de la dictadura Franquista hasta la fecha, las instituciones encargadas de regular los procesos migratorios, incluyendo el asilo y el refugio, cuentan con la solidez necesaria para atender el escenario actual. Situación que no irá a ningún lado en las próximas décadas, solo se hará más presente. ¿México tiene los mecanismos internos necesarios para aplicar los criterios de la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados?
Para algunas personas será fácil olvidar las impactantes imágenes de Aylan Kurdi en playas del Mar Mediterráneo, o de Valeria Martínez y su papá en la orilla del Río Bravo. La pregunta es si el tema debería ser fácil de olvidar. Las políticas e instituciones de todos los países son insuficientes para garantizar una migración digna.
La movilidad humana tiene diferentes causas y estas suelen estar interconectadas. Estos motivos pueden ser económicos, sociales, medioambientales y políticos; su impacto también es diferenciado, en niñas y niños, mujeres, personas adultas mayores, comunidad LGBTI, adolescentes y hombres. También hay diferencias entre personas migrantes, desplazadas, refugiadas o en busca de protección internacional.
Según la Organización Internacional para las Migraciones, una persona migrante es alguien que cambia su lugar de residencia habitual dentro de un país o cruzando una frontera internacional, de manera temporal o permanente. Para el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, las personas refugiadas son las que se ven obligadas a cruzar una frontera internacional porque su vida, libertad o seguridad están en riesgo. Las personas desplazadas internas son quienes se mueven dentro de su mismo país por violencia, conflictos armados, violaciones a los derechos humanos, persecución o desastres.
Estas personas tienen derecho a la movilidad y existen varias definiciones e instrumentos internacionales para protegerlas en estas circunstancias, como: la Convención Sobre el Estatuto de refugiados de 1951, la Declaración de Cartagena, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Principio de No Devolución.
Este principio es fundamental, pues prohíbe la transferencia de una autoridad a otra o de un territorio a otro cuando existan motivos sustanciales para considerar que, de devolver a la persona, esta puede sufrir privación arbitraria de la libertad, malos tratos, tortura, persecución por motivos raciales, nacionalidad, credo o pertenencia a grupos sociales o políticos determinados.
Estos riesgos pueden provenir de un actor estatal o no estatal y los estados receptores están obligados a revisar caso por caso. El Comité Internacional de la Cruz Roja considera tres garantías que deben cumplirse si ha de devolverse a una persona. La primera es que la información debe transmitirse a la persona en un lenguaje claro que ésta entienda, la segunda es que la persona migrante debe tener la oportunidad de presentar su caso ante un organismo imparcial e independiente y la tercera es que mientras se define si la persona corre un riesgo, debe estar suspendida su devolución al país de origen. En caso de conflictos armados internacionales, también se deben considerar el Cuarto Convenio de Ginebra y el Protocolo Adicional número uno.
Las personas migrantes tienen el derecho de no ser etiquetadas como ilegales o indocumentadas. No existen las personas ilegales, solo las acciones ilegales; por lo que el término inmigrante ilegal, es jurídicamente incorrecto, además de estigmatizar a un grupo de personas en situaciones vulnerables. Estas narrativas deben revertirse, el arte, como en el caso de Amal, es una de tantas opciones que las sociedades pueden elegir para abrirse y apoyar a estas decisiones de vida, difíciles y a veces crueles. Hay que tomar en cuenta que los impactos de procesos como el calentamiento global ya están presentes, y en muchos casos quedarán fuera de nuestro control, por lo que podríamos ser las siguientes personas en verse forzadas a la movilidad.
Si quieres conocer más historias sobre el recorrido de Amal, o profundizar en los temas de migración internacional, consulta la página www.heraldousa.com.