El gobernador de Arizona, Doug Ducey, acordó en una corte retirar todos los contenedores que su administración instaló a lo largo de la frontera con México con el fin de dirimir una demanda y una disputa política con el gobierno de Estados Unidos por la invasión de tierras federales.
El muro, que requirió 915 contenedores y unos 90 millones de dólares, fue erigido en el Bosque Nacional Coronado, en el suroeste de Estados Unidos, hogar para especies amenazadas como ocelotes y jaguares.
Bajo el acuerdo, Arizona además retirará los contenedores que ya estaban instalados en el remoto Valle de San Rafael, en el condado Cochise, y en la zona de Yuma, antes del 4 de enero sin causar daños a los recursos naturales.
Las agencias estatales deberán consultar con los representantes del Departamento de Agricultura y del Servicio Forestal de Estados Unidos.
Misión cumplida
Antes de la demanda, Ducey, que dejará la gubernatura el 2 de enero, argumentó que la obra era necesaria para controlar la llegada de migrantes a través de esta llanura de bajos arbustos y cactus. Además, dijo que los contenedores eran un elemento temporal y pidió que el gobierno federal dijera cuándo llenaría los huecos que quedaban en el muro fronterizo.
"Durante más de un año, el gobierno federal ha estado pregonando sus planes para reanudar la construcción de una barrera fronteriza permanente. Finalmente, después de que la situación en nuestra frontera se ha convertido en una crisis hecha y derecha, ha decidido actuar", dijo C.J. Karamargin, portavoz de Ducey. "Más vale tarde que nunca".
Por lo que para la oficina del gobernador republicano este acuerdo de retirar los contenedores, en realidad es una victoria porque le da a Ducey lo que quería desde el principio: un compromiso de Washington para comenzar a cerrar las brechas en el muro existente, según dijo C.J. Karamargin.
No obstante, la resolución se anuncia dos semanas antes de que la demócrata Katie Hobbs, que se opone a la construcción del muro, asuma el cargo de gobernadora de Arizona.